Obispo Auxiliar

Excmo. Monseñor Lizardo Estrada Herrera, O.S.A.
Obispo Auxiliar del Cusco
 



Nació el 23 de septiembre de 1973 en la provincia de Cotabambas, Arquidiócesis Metropolitana del Cusco.


Estudió: en el Colegio San Martín (1980-1985), en el Colegio San Agustín de Cotabambas (1986-1990) y posteriormente Filosofía en el Seminario Nuestra Señora de Cocharcas en Abancay (1991-1993) y Teología en el Seminario San Carlos y San Marcelo de 'Arquidiócesis Metropolitana de Trujillo (1997-2000).


Hizo sus primeros votos en la Orden de San Agustín el 16 de mayo de 1998 e hizo su profesión solemne el 27 de mayo de 2001. Fue ordenado sacerdote el 7 de agosto de 2005.


Obtuvo la Licenciatura en Teología Moral de la Pontificia Academia Alfonsiana (Roma) (2001-2003) y estudió Pedagogía en el Instituto Juan Pablo II de Trujillo (Perú) (2006-2007). En 2009 obtuvo la Licenciatura en Educación de la Universidad Católica de Trujillo (Perú) y un Doctorado en Teología Pastoral de la Universidad Pontificia de Medellín (Colombia) (2009-2012). En 2020 asistió a un curso de especialización en Doctrina Social de la Iglesia y Pastoral Social en el CELAM Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y el Caribe.


 
Lectura Heráldica del Escudo

    
Blasón de diseño hispano mantelado en curva y, su lectura es la siguiente: 

CERRO CON CRUZ (Base)
En oro una montaña en sinople (verde) rematada con una cruz. El campo áureo simboliza la riqueza de Cotabambas, territorio de minas auríferas. La montaña en sinople hace referencia al cerro Yanamanchi, montaña tutelar de Cotabambas, tierra natal de Mons. Lizardo y de su familia. La cruz que remata la montaña, es el fruto de la evangelización de esa provincia, a partir del siglo XVII, por parte de la Orden de San Agustín, quienes fundaron la doctrina de San Agustín de Cotabambas y un convento, foco de evangelización de esa zona.

EMBLEMA DE LA ORDEN DE SAN AGUSTÍN (En la enmanteladura diestra)
En plata, el emblema de la Orden de San Agustín, familia religiosa a la que pertenece Mons.  Lizardo: el libro, representa la Sagrada Escritura, recuerda el episodio de la vida de San Agustín, antes de su conversión, cuando oyó la voz de un niño que decía: “Toma y lee”. Agustín comprendió que el mensaje era una invitación divina, tomó la Escritura, la abrió y leyó un fragmento (Rom 13, 13-14), aclaró sus dudas y decidió hacerse cristiano (Confesiones Libro VIII, 12). Sobre el libro un corazón flameante en gules (rojo) y atravesado por una flecha, que evoca las frases que San Agustín afirma en sus Confesiones: “Habías herido nuestro corazón con tu amor y llevábamos tus palabras clavadas en nuestras entrañas” (Confesiones Libro IX, 2, 3) y “Heriste mi corazón con tu palabra y comencé a amarte” (Confesiones Libro X, 6, 8).

INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA (En el enmanteladura siniestra).
En azur (azul), la efigie de la Inmaculada Concepción de María en oro y plata, cornada, circundada de 12 estrellas y con la medialuna a sus pies. Desde 1651, la Inmaculada Concepción, en la imagen de “La Linda” de la Basílica Catedral del Cusco, fue declarada Patrona del vasto Obispado Cusqueño; Cotabambas, que también tiene por patrona a la Inmaculada Concepción, hasta 1958, fue parte del Arzobispado de Cusco; hoy en día, al pertenecer a la Prelatura de Chuquibambilla, aún forma parte de la Provincia Eclesiástica del Cusco.

BLASÓN
Ornamentan externamente el blasón: en la parte posterior, atraviesa el blasón la cruz episcopal en oro, que indica la jurisdicción episcopal. 

CAPELO EPISCOPAL
Todo el escudo timbrado con un capelo episcopal en sinople del cual penden dos cordones del mismo color con seis borlas a cada lado, distribuidas en 3 filas de 1, 2 y 3: de arriba abajo. 

LEMA
En la parte inferior una filacteria con la divisa de Mons. Lizardo: “SERVITE IN GRATIAM CHRISTI” (Servir con la gracia de Cristo), frase tomada de San Agustín de Hipona: “Esta es la doctrina cristiana: nadie obra bien si no es con la gracia de Cristo, lo que el hombre obra mal es propio de él; lo que obra bien, lo obra por la gracia de Dios” (Comentario al Salmo 93, 15).