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¿Qué mensaje nos puede traer la fiesta del Corpus Christi en este año 2022?. Homilía del Arzobispo del Cusco

Arquidiócesis
16 Junio,2022
10:35:27 AM

Saludo con mucho cariño a los Excelentísimos Señores Obispos de la provincia eclesiástica del Cusco, presentes y acompañándonos en esta Solemne celebración del Corpus Christi, señores Obispos de las Diócesis de Abancay y de Sicuani, y señores Obispos de las Prelaturas de Chuquibambilla y Juli.

 

Saludo con mucho cariño a las dignas autoridades que nos acompañan, presididas por el señor Alcalde Provincial del Cusco y los señores alcaldes de la diversas municipalidades, a las autoridades del gobierno regional, a todas las autoridades del poder judicial, de las fuerzas armadas y policiales, a las autoridades de las distintas instituciones que brindan su servicio a nuestro pueblo. A los miembros del clero, señores párrocos, y a la vida religiosa presente en nuestra comunidad de las órdenes religiosas que desde los primeros tiempos acompañaron la evangelización de nuestra tierra cusqueña.

 

Nos volvemos a reunir como pueblo de Dios para celebrar la fiesta más grande que tiene la fe católica, la solemnidad del Corpus Christi, la presencia viva y real de Jesucristo en la sagrada hostia.

 

Un saludo muy especial a todos y cada uno de ustedes hermanos laicos, miembros del pueblo de Dios en el Cusco, que han venido acompañados de sus Santos Patronos y Patronas para dar testimonio de su fe en esta Plaza histórica del Cusco, después de 2 años nos volvemos a reunir como pueblo de Dios para celebrar la fiesta más grande que tiene la fe católica, la solemnidad del Corpus Christi, la presencia viva y real de Jesucristo en la sagrada hostia, aunque no ha terminado aún la pandemia hermanos, tenemos el firme compromiso de cuidar nuestras vidas y la vida de los demás con las medidas sanitarias que nos recomienda siempre el Ministerio de Salud, la protección de las vacunas, las mascarillas y el distanciamiento social deben de ser testimonio de nuestra responsabilidad, para cuidar el don de la vida que Dios nos ha regalado y a permitido mantenernos después de esta terrible pandemia.

 

La pandemia no ha terminado pero con mucha responsabilidad participemos de todas las actividades que se han programado para estas Fiestas Jubilares del Cusco, como no expresar nuestro amor por el Cusco; nuestro Cusco tiene un alma, una raíz que en estos días debe de expresar su profunda fe religiosa y católica, está fe que hemos heredado de nuestros antepasados, desde los inicios de la evangelización y está fe se mantiene viva hasta el día de hoy, con esta fe iniciamos las Fiestas Jubilares, con esta gran manifestación religiosa expresada en la celebración del Corpus Christi, el día de ayer hemos sido testigos de la alegría de nuestro pueblo, con esta admirable ceremonia de visita y entrada triunfal a nuestra Basílica Catedral de las Vírgenes y Santos Patronos que custodian la fe de nuestro pueblo, que custodian la esperanza puesta en la persona de Jesús vivo y resucitado en la Santísima Eucaristía.

 

Celebramos solemnemente el regalo más grande que Dios nos ha dado, la Santísima Eucaristía.

 

Esta mañana, abrigados por este hermoso sol y aquí en la plaza histórica del Cusco, celebramos solemnemente el regalo más grande que Dios nos ha dado la Santísima Eucaristía, nuestra plaza principal se convierte en un altar y en este altar ofrecemos el santo sacrificio de Jesús en la cruz, para luego con su cuerpo y con su sangre, proceder a la procesión del Santísimo Sacramento, que va a ser acompañada de todo su pueblo, y luego de los Santos Patronos y Patronas de nuestro pueblo.

 

Esta mañana es una mañana de bendición para todo nuestro pueblo y es la manifestación de que la fe no ha sido afectada por esta pandemia, al contrario a pesar de la tristeza del sufrimiento y del sacrificio que hemos vivido estos dos años, nuestra fe se ha fortalecido y se ha engrandecido, por eso hoy nuestro pueblo vuelve agradecido a retomar a Dios con fe y con más fuerza su compromiso de seguir adelante llevando este testimonio de vida y de amor, porque ahora más que nunca necesitamos de la ayuda de Dios para poder superar las secuelas de la pandemia, Dios y nosotros unidos, pero no preguntamos esta mañana, ¿qué mensaje nos puede traer la fiesta del Corpus Christi en este año 2022?.

 

Primero hermanos, una mirada de gratitud histórica o de memoria agradecida, hoy celebramos la llegada de la fe a nuestra tierra cusqueña, capital del gran Imperio de los Incas, fueron nuestros pueblos los que acogieron con generosidad la semilla del evangelio, la semilla de la fe en Jesucristo, desde los primeros años de la evangelización, el anuncio de Jesucristo como el verdadero sol de justicia, caló muy hondo en el corazón de nuestro hombre andino y se logró una hermosa simbiosis de fe y de cultura, es decir la fe cristiana se incluyo con las manifestaciones religiosas y costumbristas de nuestra mentalidad andina, el anuncio de Jesucristo como Hijo de Dios, verdadero hombre y verdadero Dios y la pertenencia de su cuerpo qué es la Iglesia Católica, le ha dado, le da y le dará siempre, dignidad humana y cristiana, a todos los que reciben el santo bautismo y forman parte de la Iglesia.

 

Desde este anuncio nuestros pueblos se sintieron protegidos por la Iglesia, quien veló por las condiciones de su vida y de la promoción humana, esta fe en Jesucristo se centraba en la Eucaristía, presencia real de Jesucristo y por eso se celebró con gran solemnidad desde los inicios de la evangelización en el Cusco Imperial, testimonio de ello tenemos las manifestaciones históricas y culturales que persisten hasta el día de hoy.

 

Celebramos solemnemente que en la santísima Eucaristía, está Cristo vivo y resucitado y lo adoramos como camino, verdad y vida.

 

Hoy volvemos a agradecer a Dios porque nos ha regalado la fe en Jesucristo, que sería cusco sin la fe cristiana y católica y esto queremos hoy renovarlo, porque reconocemos que hay un solo Dios verdadero y reconocemos que en Jesucristo se encarna el amor de Dios Padre y del Espíritu Santo, esta es la fe que hemos heredado y que debemos de transmitir a las futuras generaciones aquí presentes, representada en esta juventud que hoy nos acompaña, con esta fe hermanos tenemos que mirar adelante, no atrás y en esta pandemia estamos llamados a comprometernos a reconstruir al hombre, su dignidad, sus derechos a la familia, para que se provea de todas las posibilidades de desarrollo humano, y a toda la sociedad para que recupere la unidad, la paz, la justicia y la fraternidad, es por esta razón y no otra, que celebramos solemnemente que en la santísima Eucaristía, está Cristo vivo y resucitado y lo adoramos como camino, verdad y vida.

 

Él delante de nosotros acogerá esta mañana nuestra profunda convicción de su presencia, le agradecemos por habernos escuchado y protegido estos años de pandemia, ponemos en su corazón amantísimo a todos los que han fallecido, víctimas de esta pandemia y queremos pedirle que nos siga protegiendo y desde ya aleje y terminé de una vez esta terrible enfermedad; la Santísima Eucaristía esta mañana, se nos manifiesta con estas tres palabras, qué queremos que queden grabadas en nuestra mente y nuestro corazón para esta nueva etapa histórica que estamos iniciando post pandemia, la Eucaristía es presencia, es palabra y es alimento, una presencia que nos fortalece, Dios con nosotros, no estamos solos, Dios nos acompaña y Él nos da la fuerza para retomar nuestro camino y restaurar las heridas de esta pandemia, nunca nos sintamos solos hermanos, Dios está con nosotros y siempre lo estará, porque es un Dios fiel.

 

La Santa Eucaristía es la Palabra que nos anima a la esperanza, en cada Eucaristía, escuchamos la Palabra de Dios, como el pan que alimenta nuestra fe,  la Eucaristía hermanos, es el si se puede de Dios.

En segundo lugar la Santa Eucaristía es la Palabra que nos anima a la esperanza, en cada Eucaristía, escuchamos la Palabra de Dios, como el pan que alimenta nuestra fe, hay una frase muy hermosa generada en nuestro Cusco querido: ¡si se puede!, recordamos los momentos tan hermosos cuándo en todo el continente americano retumbaba está expresión cusqueña, ¡si se puede!, pues la Eucaristía hermanos, es el si se puede de Dios, para poder levantar nuestro ánimo, restaurar y reconstruir nuestra fe y nuestro compromiso social.

 

La Santa Eucaristía es también el alimento que Jesucristo nos ha dejado para transmitirnos el amor de Dios, el Sacramento de la Eucaristía, es el Sacramento del amor y no hay fuerza más grande que el hombre tenga, que la fuerza del amor, Dios nos ama, nos ha dejado el cuerpo de su Hijo como alimento, pero este alimento es para compartirlo con los demás, para que el amor de Dios esté sembrado en nuestros corazones, para que podamos amarnos los unos a los otros y poder amar al prójimo como hemos escuchado en el relato de la multiplicación de los panes “denle ustedes de comer a los que tienen hambre”, por esto la Eucaristía alimenta nuestro amor para buscar saciar el hambre de los más necesitados.

 

Recibir a Jesús Eucaristía nos abre el camino a la solidaridad, no podemos recibir la comunión y ser indiferentes y egoístas, recibimos la comunión para dar de comer al hambriento, para vestir al desnudo, para atender al enfermo, para enseñar a los que no saben, para visitar a los presos, para acoger a los peregrinos; hermanos la Eucaristía es el mejor signo del compromiso social de la Iglesia para cada cristiano, hoy, mañana y siempre.

 

Recogiendo el pedido de nuestro Santísimo Padre, el Papa Francisco, la Eucaristía tiene que transformar nuestra identidad cristiana y católica, en discípulos y misioneros en salida, no hay mejor manera de vivir nuestra fe en Cristo Eucaristía que comprometernos con Él, para ser sus discípulos misioneros en su Iglesia, y todos los bautizados comprometernos a llevar el mensaje de Dios a quiénes más lo necesitan, especialmente en las regiones y las periferias humanas existentes y sociales.

 

Estamos delante de nuestros Santos, nuestra Santísima Madre la Virgen María, en sus diversas advocaciones presidida por nuestra Santa Patrona Jurada del Cusco y Madre Protectora la Santisima Virgen de Belén y todas las imágenes, que expresan la fe en nuestra Madre Santísima, Madre de la Iglesia, de los Santos Patrones desde los Apóstoles, mártires, dignos ilustres santos teólogos de nuestra Iglesia y testimonio de nuestra fe cristiana, le pedimos a ellos que incentiven en todos sus fieles acercarse a la Santísima Eucaristía, especialmente a participar de la Eucaristía dominical, para alimentarse del pan de la Palabra y del pan eucarístico y así poder vivir la fe en una comunidad parroquial, la Eucaristía edifica la Iglesia, la Eucaristía edifica la comunidad parroquial, si queremos a la vida hermanos, vayamos a la Eucaristía, si queremos la paz hermanos vayamos a la Eucaristía, si queremos la unidad vayamos a la Eucaristía.

 

Hermano, hermana, Cristo te espera cada domingo a poder vivir la hermosa experiencia de la Eucaristía, que esté sea nuestro compromiso en este solemne Corpus Christi del año 2022, que así sea.