Palabras del Pastor - Mons. Richard Daniel - Pentecostés
23 Mayo,2021
San Juan 15,26-27.16,12-15.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.Muy queridos hermanos y hermanas. Nos unimos a la alegría de toda la Iglesia Universal que celebra la fiesta del Espíritu Santo, la fiesta de Pentecostés. Hoy recordamos aquella venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos con María en oración, esperando la llegada de aquella promesa que les hizo Jesús, y ese espíritu se hizo presente a través de las llamas de fuego que aparecieron sobre sus cabezas y penetraron esos corazones.
Mis queridos hermanos, la fiesta de Pentecostés es la fiesta de la iglesia. Justamente el día de Pentecostés nace la iglesia, salen los apóstoles llenos del Espíritu Santo a anunciar a los hombres el mensaje de Cristo, vivo y resucitado en medio de los hombres, y esa fuerza de Pentecostés se ha prolongado a lo largo de todos los siglos y ha llegado hasta nosotros. Hoy es nuestro nacimiento como, iglesia por eso recordamos que este Espíritu Santo ha sido dado por Dios para poder cumplir la misión que Jesucristo ha dejado de iglesia: anunciar a todos el reino de Dios, predicar el mensaje de Cristo, crear un mundo donde reina el amor, la paz, la fraternidad y que todos podamos vivir como hijos de Dios.
El día de hoy vamos a poner nuestra mirada en tres figuras en las cuales se nos presenta el Espíritu Santo y actúa en la vida de cada cristiano, en la vida de cada comunidad parroquial, en la vida de toda nuestra iglesia.
Primero, el Espíritu Santo aparece como un fuego que viene a encender los corazones y a pasarlos de corazones fríos a corazones ardorosos de amor, de amor a Dios, de amor al prójimo, es ese fuego que enciende la devoción, el amor a Dios, el amor a su palabra. La iglesia sin el fuego del Espíritu Santo se apagaría sería fría, seca, pero no si tiene el Espíritu. Entonces ese corazón está ardiente lleno del fuego del Espíritu Santo.
También el Espíritu Santo es la luz que nos ilumina, es la luz que conduce a la iglesia. Por más de 2000 años nuestra iglesia continúa caminando a través de los siglos y es que el Espíritu Santo le va guiando por dónde debe de llevar su rumbo para poder ser fiel al encargo que Dios le ha anunciado la luz del Espíritu Santo. Ilumina la sabiduría la mente y ahí está nuestro Santo Padre el Papa Francisco, quién como sucesor de Pedro con sus enseñanzas nos va guiando por dónde tenemos que caminar en medio de las dificultades de este mundo.
En tercer lugar, el Espíritu Santo es vida, es ese hálito, ese aliento de Dios que nos levanta, que nos anima, que nos da la oportunidad de poder desarrollar todas las cualidades, los carismas, los ministerios. El Espíritu Santo es una vida rica y fecunda y esa es la iglesia
Hoy tenemos que recordar que cada uno de nosotros hemos recibido esta vida en el bautismo y en el sacramento de la confirmación. Hay que revisar cuáles son las cualidades que Dios me ha dado, cuáles son los talentos que me ha entregado para construir el reino de Dios. Entonces el Espíritu en Pentecostés es un fuego que arde, es una luz que ilumina; y es una vida que alienta y nos orienta a seguir el camino del Señor.
Querido hermano, querida hermana: estamos en el “Año misionero de la iniciación a la Vida Cristiana” y casualmente necesitamos del Espíritu Santo para poder otra vez volver a educar y formar a nuestros jóvenes como discípulos misioneros de Jesucristo. El Espíritu Santo nos ilumine y nos marque el camino que debemos de seguir para formar buenos cristianos que respondan a la sociedad que estamos viviendo. Pero de una manera especial te pido hermano, hermana en este día de Pentecostés en que necesitamos del Espíritu Santo para poder enfrentar esta pandemia que viene haciendo estragos con tantos muertos, con tantos contagios, con tantos problemas económicos, políticos, morales, que pidamos de corazón durante estos días de Pentecostés que el Espíritu Santo dé sabiduría a nuestras autoridades, nos dé la luz de la inteligencia para encontrar el camino correcto, para que dé una vez podamos vencer este virus maligno no solo con la vacuna, sino también con la rectitud del corazón y es la disciplina de nuestra vida.
Que el Espíritu Santo que hoy recordamos, que está con nosotros, nos acompañe siempre. Hermano, hermana, que tengas una hermosa semana de Pentecostés y con la bendición de Dios en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
+ Richard Daniel Alarcón Urrutia
Arzobispo Metropolitano del Cusco.