Palabras del Pastor - Mons. Richard Daniel - Tiempo Ordinario
30 Mayo,2021
San Mateo 28,16-20.
En el marco del “Año misionero de la iniciación a la Vida Cristiana” y, bajo el patrocinio de San José, iniciamos una nueva etapa de la reflexión de nuestra fe a partir del domingo de Pentecostés hemos celebrado la llegada del Espíritu Santo y, como Jesús había anticipado, Él les enseñará todo y los llevará al conocimiento pleno de la verdad.
En este tiempo, los próximos domingos y todo el mes de junio vamos a reflexionar sobre los grandes misterios de nuestra fe, casualmente a la luz del Espíritu Santo, que nos ha revelado la verdad de Dios.
Entonces vamos a poner nuestra mirada en el Dios revelado por Jesucristo, celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad, el Dios de nuestra fe y es importante siempre volver la mirada para preguntarle al Señor ¿Quién eres?, ¿Qué nos dices?, ¿Qué nos pides?, sobre todo ahora que estamos viviendo momentos tan difíciles, ver qué lugar ocupa en el centro de nuestros corazones, nuestro concepto de Dios, nuestra idea de Dios, a qué Dios recurrimos en la búsqueda de una respuesta a tantos problemas que estamos viviendo, Jesucristo no nos ha manifestado un Dios que busca el mal de sus hijos, no nos ha manifestado un Dios vengador frente a nuestras malas acciones, no nos ha manifestado un Dios juzgador que nos condena; Jesucristo nos ha revelado un Dios que es amor y ¿Cómo se manifiesta este Dios?, pues lo hace a través de una comunidad, de personas divinas, un solo Dios verdadero y tres personas distintas. Un padre es el que crea y permanentemente nos dará vida, nos cuida, nos protege y está dispuesto a darnos desde su Providencia el sustento diario; por eso, crea al hombre a su imagen y semejanza, le da libertad, conocimiento, voluntad, lo hace creativo como Él y lo capacita para poder sobrevivir a través de esas capacidades que le ha dado desde la creación, es Dios Padre creador Jesús le llamara permanentemente “Abba” - Papá querido Padre querido, esa es la gran manifestación de la primera persona de la Santísima Trinidad.
Pero también Jesucristo nos ha revelado que hay una segunda persona que es el Hijo de Dios pensado y enviado al mundo por el Padre para poder lograr la salvación de toda la humanidad, que ha perdido su condición de hijo de Dios por el pecado y así Dios hace posible que se haga presente entre los hombres a través de la Palabra hecha carne, es la Palabra de Dios hecho hombre en la persona de Jesucristo y Jesucristo se nos acerca para manifestarnos que Él es el hijo de Dios y no solamente ha venido a predicarnos el amor, el proyecto de Dios sobre los hombres, sino que ha venido a dar su vida en rescate para conseguirnos la condición de Hijo de Dios y participar de la gloria eterna.
Por eso Jesús instaura el Reino de Dios, para que veas y para que todos los hombres que siguen su camino puedan llegar a participar de la vida eterna. También nos habla, nos revela y manifiesta que ese amor entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo, el mismo que hemos reflexionado el domingo pasado en Pentecostés; Jesús ha impulsado la instauración del Reino de Dios entre los hombres y el Espíritu Santo nos ilumina, nos da sabiduría, fortaleza, valentía y permite que esta obra del Señor no termine, sino que llegue hasta la conclusión de su realización total cuando el reino sea instaurado en este mundo y Jesucristo retorne por segunda vez.
Hermanos, todo esto forma parte del Dios de nuestra fe, un Padre que nos ama, el Hijo de Dios que nos salva y el Espíritu Santo que nos santifica, los tres acompañándonos permanentemente para llegar todos a ser felices aquí en la tierra con el reino de Dios entre los hombres y en la eternidad con la felicidad de su Reino; es el Dios que nos sostiene, el que ha descendido, que nos da la firmeza de saber en quién hemos de confiar nuestra vida en esta dificultad por la que estamos pasando.
Hermanos y hermanas, no dudemos, que Dios los acompañe, Él nos va a brindar su mano protectora, nos va a sostener en los momentos más difíciles y nos va a alentar a la esperanza; en tu momento más difícil invoca a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo y, ten por seguro que el Señor te acompañará, te fortalecerá y abrirá el camino a una nueva esperanza.
Que el Señor te colme de muchas bendiciones, renueva tu fe siempre en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
+ Richard Daniel Alarcón Urrutia
Arzobispo Metropolitano del Cusco
Arzobispo Metropolitano del Cusco