PALABRAS DEL PASTOR

Palabras del Pastor - Mons. Richard Daniel Alarcón - III Domingo de Pascua

24 Abril,2020

Muy queridos hermanos y hermanas, que la alegría de Cristo resucitado siempre brille y reine en sus corazones y en el centro de sus familias.

No debemos olvidarnos que estamos en el “Año Misionero de la Familia” y hemos tenido un tiempo de preparación en la Semana Santa, quizá dentro de todo este contexto de la pandemia. No olvidemos que tenemos un elemento muy importante, que es el “Año Misionero de la Familia”; y la Pascua tiene mucho que ver con la vida familiar, porque la Pascua se vive en la familia, hemos vivido la Semana Santa celebrándola en la familia y la Pascua también debe de ser ahora una celebración de la familia, entonces a todos y cada uno de ustedes mi saludo cariñoso, siempre manteniendonos alegres en ese este tiempo de la Pascua.

El texto que nos trae el Evangelio para esta tercera semana del Tiempo de Pascua tiene mucho que ver con la experiencia que estamos viviendo, trata sobre el Evangelio de San Lucas, donde nos narra la experiencia de los discípulos de Emaús, en este relato hay dos discípulos de Jesús, que regresan después de haber sido testigos de como mataron a su maestro y estaban desanimados, desalentados por esa mala noticia, mataron a su maestro y ya no hay nada que hacer, es como decir: todo ha sido una ilusión, se terminaron sus anhelos de un cambio en su sociedad y regresaban desanimados, Jesús se les aparece y no lo reconocen, porque es muy importante saber que Jesucristo una vez resucitado, no resucita solamente con el cuerpo, no como nos permite pensar nuestra realidad humana, Él resucita y rompe los límites de una persona humana, el aparece, desaparece, tiene un rostro, luego lo cambia, es decir hay un misterio muy grande en el cuerpo glorioso y resucitado de Jesús, entonces Él comienza a caminar junto a estos dos personajes y no lo reconocen, iban hablando y dialogando sobre sus problemas, al final Jesucristo les ilumina con su Palabra, tomando como base la fe a partir de los textos bíblicos, para hacerles comprender que era necesario que el Mesías padeciera, para poder entrar en su gloria y así les hace comprender para consolarlos y llenarlos de esperanza, y luego entran a la casa y comparte con ellos el pan y dice el texto que: “al partir el pan reconocieron que era Jesucristo y desapareció”.

Qué hermoso texto para los tiempos que estamos viviendo ahora, todos tenemos problemas, dificultades, ¿cuántas dificultades nos está trayendo esta pandemia?, no solamente en el aspecto de la salud, sino también en el de la pobreza, en cómo sustentar a la familia si ya no hay trabajo, no hay ingresos económicos, también esas son nuestras preocupaciones y Jesucristo viene a caminar con nosotros, a decirnos que no perdamos la esperanza y tengamos la fuerza para salir adelante, ese mal se va a vencer, ¿pero mañana que vendrá?, entonces Jesús ilumina nuestra fe, para decirnos ¡podemos superarlo!, podemos arreglarlo, una vida que se muere ya no se puede arreglar, pero los otros aspectos todavía tenemos potencialidades, inteligencia, creatividad, fortaleza, sacrificio, efectivamente hay que sacrificarse, pero en bien de lo que vendrá más adelante.

Jesús siempre acompaña nuestra vida, siempre está preocupado de nuestros problemas y se aparece para animarnos a fortalecernos y un signo de esta presencia del Señor es la Eucaristía, dónde vamos a encontrar a ese Jesús camina con nosotros y nos fortalece, en la Eucaristía; dice el relato cuando partió el pan, lo reconocieron, este partir el pan fue el primer nombre que le pusieron los cristianos a la Eucaristía, la fracción del pan, el termino Misa apareció mucho más adelante, pero el primer término, con el cual reconocían la presencia de Jesús resucitado, era partir el pan, ese partir el pan no es solamente la Misa del domingo, es también la actitud solidaria que nos está pidiendo el Señor en este tiempo de la pandemia, el saber compartir solidariamente con aquel que está pasando hambre y ¿cuántos hermanos estarán pasando por esta difícil situación?, el Señor nos pide una eucaristía vivida en un contexto de solidaridad, que este mensaje del Evangelio nos animé también a ser solidarios en este Tiempo de la Pascua.

Hermanos Jesús no nos abandona, Él camina con nosotros, sufre con nosotros, nos alienta y siempre nos trata de compartir lo más hermoso que Él tiene, su vida a través de la Eucaristía, que la Eucaristía fundamente siempre nuestra vida familiar,

que el Señor les bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. 

+ Richard Daniel Alarcón Urrutia
Arzobispo Metropolitano del Cusco.