Palabras del Pastor - Mons. Richard Daniel Alarcón - Solemnidad de Pentecostés
29 Mayo,2020
Muy queridos hermanos y hermanas, en la alegría de la fiesta de Pentecostés, un saludo cariñoso a todos y cada uno de ustedes.
Hemos concluido el tiempo de la Pascua, Jesús cumple su promesa, tal como les había dicho a sus discípulos: "es conveniente que yo vuelva al Padre, para que les envié el Espíritu Santo"; Jesús después de haber subido a los cielos, también cumple con orar y pedir a su Padre que nos envíe el don del Espíritu Santo.
Los apóstoles que estaban escondidos, temerosos e inquietos por no saber cómo cumplir con todo lo que les había encargado Jesús, el día de Pentecostés reciben la fuerza del Espíritu Santo y el Espíritu Santo se hace presente a través de dos símbolos: el fuego y la luz, el fuego que significa el amor, la valentía y la fortaleza, y la luz que significa la sabiduría, esa sabiduría para poder anunciar y predicar el Evangelio de Jesús.
Con Pentecostés termina el ciclo del tiempo de Jesús, pero inicia la Iglesia Pascual, el Espíritu Santo viene a darle vida al nuevo pueblo de Dios, ya el pueblo de Israel del pasado quedó en el pasado, ahora con Pentecostés nace un nuevo pueblo de Dios que el Espíritu Santo le da vida a la iglesia a través de los apóstoles, y como relata el Evangelio, como signo del Espíritu Santo, las llamas de fuego aparecieron sobre los Apóstoles y luego salieron a la plaza a anunciar a Jesús.
Hermanos, hermanas ahí nació nuestra Iglesia Católica, el día de Pentecostés, es decir, en un lenguaje familiar, es el cumpleaños de nuestra Iglesia, hoy estamos llamados todos a celebrar la vida de nuestra Iglesia, han pasado más de dos mil años y la Iglesia sigue viva, porque tiene al Espíritu Santo y seguirá viva hasta el fin de los siglos como lo ha prometido Jesús.
Hermano, hermana, el día de hoy agradécele al Señor, porque también tú has recibido el Espíritu Santo el día de tu bautizo, recibiste el Espíritu Santo y naciste a una vida nueva en el pueblo nuevo de Dios que es la Iglesia, ese Espíritu lo has reavivado con tu confirmación, para que los dones del Espíritu te conviertan en un testigo de Jesús, "yo les enviaré el Espíritu Santo, para que den testimonio de Mí", y ese Espíritu Santo se hace presente en cada cristiano a través del sacramento del bautismo y a través del Sacramento de la Confirmación, el Espíritu Santo está presente en cada sacramento, en cada Eucaristía que celebramos el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo por obra del Espíritu Santo y en la Confesión, recibimos el perdón de los pecados por el Espíritu Santo que fue concedido a los apóstoles, como lo hemos escuchado, el día de hoy, en el Evangelio de Juan.
Hermanos el Espíritu Santo, es el que le da vida a la Iglesia, es el que da las ideas, el Espíritu Santo, es creatividad, es renovación, es fortaleza, los apóstoles recibieron el Espíritu Santo en un tiempo muy difícil, era el tiempo de la persecución y había riesgo de perder la vida, pero fue gracias al Espíritu Santo que les dio la fortaleza, la perseverancia, la fidelidad, para seguir con la misión que Jesús les había confiado, y lo lograron, gracias a los dones del Espíritu Santo.
Estamos viviendo estos tiempos de la pandemia, hoy más que nunca hermano, hermana, necesitamos de la fuerza del Espíritu Santo, necesitamos de esa valentía, para iluminados por este Espíritu, saber contrarrestar este mal, esta pandemia, este virus, que va provocando muerte, llanto en los hogares, va generando un desorden social, va generando pobreza, que el Espíritu Santo nos dé esa fortaleza, esa valentía, para poder ser, en primer lugar, responsables y poder unirnos a la campaña sanitaria de nuestro gobierno, pues sólo el espíritu de Dios podrá controlar este mal.
Que ese Espíritu nos mantenga a todos firmes en la esperanza, que ese espíritu nos aliente a seguir adelante y a mirar con optimismo nuestra vida cristiana, que todo lo que estamos viviendo ahora sea una oportunidad para renovar nuestra vida, para renovar nuestras malas acciones, para no volver al camino equivocado que nos ha llevado a lo que ahora estamos sufriendo, que el Espíritu Santo nos ayude a renovar la familia, a renovar el amor de los esposos, a renovar su compromiso con sus hijos, a formarlos para que el día de mañana sean hombres y mujeres llenos de valores humanos y cristianos.
Que ese Espíritu Santo que celebramos hoy, lo tengamos siempre presente en nuestro corazón y dejémonos conducir por ese Espíritu para que nos lleve a un tiempo de paz, a un tiempo de armonía, a un tiempo de amor, el Espíritu Santo les colme de muchas bendiciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
+ Richard Daniel Alarcón Urrutia
Arzobispo Metropolitano del Cusco.
Hemos concluido el tiempo de la Pascua, Jesús cumple su promesa, tal como les había dicho a sus discípulos: "es conveniente que yo vuelva al Padre, para que les envié el Espíritu Santo"; Jesús después de haber subido a los cielos, también cumple con orar y pedir a su Padre que nos envíe el don del Espíritu Santo.
Los apóstoles que estaban escondidos, temerosos e inquietos por no saber cómo cumplir con todo lo que les había encargado Jesús, el día de Pentecostés reciben la fuerza del Espíritu Santo y el Espíritu Santo se hace presente a través de dos símbolos: el fuego y la luz, el fuego que significa el amor, la valentía y la fortaleza, y la luz que significa la sabiduría, esa sabiduría para poder anunciar y predicar el Evangelio de Jesús.
Con Pentecostés termina el ciclo del tiempo de Jesús, pero inicia la Iglesia Pascual, el Espíritu Santo viene a darle vida al nuevo pueblo de Dios, ya el pueblo de Israel del pasado quedó en el pasado, ahora con Pentecostés nace un nuevo pueblo de Dios que el Espíritu Santo le da vida a la iglesia a través de los apóstoles, y como relata el Evangelio, como signo del Espíritu Santo, las llamas de fuego aparecieron sobre los Apóstoles y luego salieron a la plaza a anunciar a Jesús.
Hermanos, hermanas ahí nació nuestra Iglesia Católica, el día de Pentecostés, es decir, en un lenguaje familiar, es el cumpleaños de nuestra Iglesia, hoy estamos llamados todos a celebrar la vida de nuestra Iglesia, han pasado más de dos mil años y la Iglesia sigue viva, porque tiene al Espíritu Santo y seguirá viva hasta el fin de los siglos como lo ha prometido Jesús.
Hermano, hermana, el día de hoy agradécele al Señor, porque también tú has recibido el Espíritu Santo el día de tu bautizo, recibiste el Espíritu Santo y naciste a una vida nueva en el pueblo nuevo de Dios que es la Iglesia, ese Espíritu lo has reavivado con tu confirmación, para que los dones del Espíritu te conviertan en un testigo de Jesús, "yo les enviaré el Espíritu Santo, para que den testimonio de Mí", y ese Espíritu Santo se hace presente en cada cristiano a través del sacramento del bautismo y a través del Sacramento de la Confirmación, el Espíritu Santo está presente en cada sacramento, en cada Eucaristía que celebramos el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo por obra del Espíritu Santo y en la Confesión, recibimos el perdón de los pecados por el Espíritu Santo que fue concedido a los apóstoles, como lo hemos escuchado, el día de hoy, en el Evangelio de Juan.
Hermanos el Espíritu Santo, es el que le da vida a la Iglesia, es el que da las ideas, el Espíritu Santo, es creatividad, es renovación, es fortaleza, los apóstoles recibieron el Espíritu Santo en un tiempo muy difícil, era el tiempo de la persecución y había riesgo de perder la vida, pero fue gracias al Espíritu Santo que les dio la fortaleza, la perseverancia, la fidelidad, para seguir con la misión que Jesús les había confiado, y lo lograron, gracias a los dones del Espíritu Santo.
Estamos viviendo estos tiempos de la pandemia, hoy más que nunca hermano, hermana, necesitamos de la fuerza del Espíritu Santo, necesitamos de esa valentía, para iluminados por este Espíritu, saber contrarrestar este mal, esta pandemia, este virus, que va provocando muerte, llanto en los hogares, va generando un desorden social, va generando pobreza, que el Espíritu Santo nos dé esa fortaleza, esa valentía, para poder ser, en primer lugar, responsables y poder unirnos a la campaña sanitaria de nuestro gobierno, pues sólo el espíritu de Dios podrá controlar este mal.
Que ese Espíritu nos mantenga a todos firmes en la esperanza, que ese espíritu nos aliente a seguir adelante y a mirar con optimismo nuestra vida cristiana, que todo lo que estamos viviendo ahora sea una oportunidad para renovar nuestra vida, para renovar nuestras malas acciones, para no volver al camino equivocado que nos ha llevado a lo que ahora estamos sufriendo, que el Espíritu Santo nos ayude a renovar la familia, a renovar el amor de los esposos, a renovar su compromiso con sus hijos, a formarlos para que el día de mañana sean hombres y mujeres llenos de valores humanos y cristianos.
Que ese Espíritu Santo que celebramos hoy, lo tengamos siempre presente en nuestro corazón y dejémonos conducir por ese Espíritu para que nos lleve a un tiempo de paz, a un tiempo de armonía, a un tiempo de amor, el Espíritu Santo les colme de muchas bendiciones en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
+ Richard Daniel Alarcón Urrutia
Arzobispo Metropolitano del Cusco.