SANTA MISA EN HONOR A SAN AGUSTÍN EN POMACANCHI
El domingo 27 de agosto, la comunidad parroquial de la Parroquia San Agustín de Hipona en Pomacanchi se reunió para celebrar la Santa Misa en honor a su patrón, San Agustín de Hipona. La Eucaristía fue presidida por Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia, Arzobispo Metropolitano del Cusco, quien concelebró junto al Padre Paúl Quispe, párroco de esta parroquia. Además, participaron en la ceremonia las principales autoridades del distrito, comparsas y fieles.
Durante su homilía, Mons. Richard Daniel resaltó la importancia de San Agustín como un símbolo de sabiduría y búsqueda espiritual. Hizo hincapié en el mensaje de Agustín de buscar a Dios en el interior de cada individuo, recordando a la congregación que "si quieres buscar a Dios, no lo busques afuera; entra en tu corazón y en el interior de tu alma, ahí haz un altar y ahí te encontrarás con Dios".
El Arzobispo también enfatizó la idea de que todos estamos llamados a unirnos con Dios en la vida eterna, recordando que "nuestra meta no es el cementerio, el final de nuestra vida no es una tumba". Animó a los presentes a llenar sus vidas en la tierra con amor y buenas acciones, citando a San Agustín, quien afirmaba que "todo lo que hagas, hazlo con amor y así vas a ir dejando huella de amor en la tierra".
En el contexto de la comunidad parroquial de Pomacanchi, Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia expresó su satisfacción por la vitalidad y el compromiso de la feligresía. Elogió al Padre Paúl Quispe por su dedicación en la construcción de una comunidad parroquial unida y la belleza del templo. Alentó a la comunidad a seguir colaborando y participando activamente en la vida de la parroquia, manifestando que "viven como una buena comunidad cristiana".
La celebración concluyó con una invitación a confiar en San Agustín como intercesor y guía espiritual, encomendando a la comunidad y sus necesidades a su cuidado. Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia agradeció a todos los presentes por su fervor y compromiso, y destacó la importancia de mantener viva la fe y el amor en la comunidad.